Bogotá, 25 de noviembre de 1835
Señor Joaquín Mosquera.
Mi muy apreciado amigo:
Para mí tiene el gobierno de Venezuela todas las probabilidades de triunfo[1], si la cuestión se ha de decidir por las armas; pero recelo que hay un tratado de Apulo[2] y no un decreto de la convención granadina de 9 de noviembre[3]. El día que en Maracaibo y en cualquiera otro punto pronunciado por las reformas sepan Paéz ha triunfado, se echarán en los brazos del gobierno pidiendo perdón.
Agradezco a usted la confianza de comunicarme el acuerdo del doctor Rafael Mosquera en la opinión de usted (y la mía) sobre el presidente futuro[4]. Yo estoy recibiendo cartas de diferentes provincias preguntándome sobre el particular lo que creo que deba hacerse y he debido, antes de responder, cerciorarme de cuál es la opinión de los buenos patriotas para no ir a meter la gente en un abismo haciendo una elección errada. Me parece que nuestro candidato reunirá bastante votos, pues no hay casi patriota que no convenga con nosotros de que la cuestión es to be, or not to be.
Tengo datos ciertos de qué patriotas piensan en usted para la presidencia y yo fuera uno de ellos, si no hubiera leído en su corazón. He escrito a quienes me han tratado del particular que era justo y necesario dejar descansar a usted para otra ocasión, por darle más razones. Respecto de la manifestación que indiqué a usted, apenas convengo de que aquí en este país de calumnia y maledicencia, podría ser mal mirado el paso; pero esta es la práctica, como usted sabe, en todos los países constitucionales y es una práctica que debemos introducir porque es más decoroso y una buena traba para los intrigantes quórum infinitus est numerus.
Deseo vivamente que usted no se fatigue de sus trabajos por la educación e instrucción pública. Yo por mi parte, primero temo que me canse y fastidie la política, que aquellos importantísimos ramos de felicidad pública.
Este Bentham me está causando graves disgustos[garc1] . Tiene errores, pero tiene excelentes princípios de legislación. La inquisición castigaba un libro, que tenía cosas buenas, cuando contenía algo malo; pero ahora hay gentes en esta tierra que todos los libros los quieren quemar si contienen un renglón erróneo. A mí nadie me gana a creyente, aunque mis inclinaciones no me dejen practicar los bueno, pero creo que Bentham castigado será un libro utilísimo. Los frailes candelarios, me han proporcionado disgustos por Bentham y el Colegio de San Bartolomé han querido comprometer en su causa al arzobispo; éste iba siendo sorprendido inocentemente y se iba armando una buena. Pero yo, que me he propuesto no dar paso retrógrado, indigno de mi país, y de mi propio honor y que estoy decidido a morir en la contienda, me he tenido en mis 13 y les he hecho entender que por amenazas y clubes de fanatismo no me hacen suprimir a Bentham. Yo he ordenado la redacción de un tratado de legislación acomodado a nuestros colegios y según nuestra creencia, nuestros usos, costumbres y leyes, estará para enero y desde entonces se leerá por él. Pero al congreso voy a pedirle encarecidamente la supresión de este convento de candelarios lleno de frailes godos, ignorantes, bolivarianos e insolentes. No puede haber república con semejante canalla. Que haya conventos de frailes honrados, obedientes al gobierno, observantes de sus institutos, útiles a la sociedad; eso si me cuadra y los sostendré. En consecuencia, que tenga mucha paciencia en su cátedra de legislación[garc2] , y amén, dije que las facciones se han levantado en este país en nombre de la religión[garc3] ; por la religión se derramó indignantemente la sangre de El Santuario[5], es decir, en nombre de ella y también en mi nombre trataron de renovar aquellos horrores Sardá, Serna y compañía.[6]
Por acá todo marcha tranquilamente. Estoy felizmente bueno ahora y siempre muy a disposición de usted, con las veras de amigo invariable y apasionado compañero.
Francisco de P. Santander[7]
Señor Joaquín Mosquera.
Mi muy apreciado amigo:
Para mí tiene el gobierno de Venezuela todas las probabilidades de triunfo[1], si la cuestión se ha de decidir por las armas; pero recelo que hay un tratado de Apulo[2] y no un decreto de la convención granadina de 9 de noviembre[3]. El día que en Maracaibo y en cualquiera otro punto pronunciado por las reformas sepan Paéz ha triunfado, se echarán en los brazos del gobierno pidiendo perdón.
Agradezco a usted la confianza de comunicarme el acuerdo del doctor Rafael Mosquera en la opinión de usted (y la mía) sobre el presidente futuro[4]. Yo estoy recibiendo cartas de diferentes provincias preguntándome sobre el particular lo que creo que deba hacerse y he debido, antes de responder, cerciorarme de cuál es la opinión de los buenos patriotas para no ir a meter la gente en un abismo haciendo una elección errada. Me parece que nuestro candidato reunirá bastante votos, pues no hay casi patriota que no convenga con nosotros de que la cuestión es to be, or not to be.
Tengo datos ciertos de qué patriotas piensan en usted para la presidencia y yo fuera uno de ellos, si no hubiera leído en su corazón. He escrito a quienes me han tratado del particular que era justo y necesario dejar descansar a usted para otra ocasión, por darle más razones. Respecto de la manifestación que indiqué a usted, apenas convengo de que aquí en este país de calumnia y maledicencia, podría ser mal mirado el paso; pero esta es la práctica, como usted sabe, en todos los países constitucionales y es una práctica que debemos introducir porque es más decoroso y una buena traba para los intrigantes quórum infinitus est numerus.
Deseo vivamente que usted no se fatigue de sus trabajos por la educación e instrucción pública. Yo por mi parte, primero temo que me canse y fastidie la política, que aquellos importantísimos ramos de felicidad pública.
Este Bentham me está causando graves disgustos[garc1] . Tiene errores, pero tiene excelentes princípios de legislación. La inquisición castigaba un libro, que tenía cosas buenas, cuando contenía algo malo; pero ahora hay gentes en esta tierra que todos los libros los quieren quemar si contienen un renglón erróneo. A mí nadie me gana a creyente, aunque mis inclinaciones no me dejen practicar los bueno, pero creo que Bentham castigado será un libro utilísimo. Los frailes candelarios, me han proporcionado disgustos por Bentham y el Colegio de San Bartolomé han querido comprometer en su causa al arzobispo; éste iba siendo sorprendido inocentemente y se iba armando una buena. Pero yo, que me he propuesto no dar paso retrógrado, indigno de mi país, y de mi propio honor y que estoy decidido a morir en la contienda, me he tenido en mis 13 y les he hecho entender que por amenazas y clubes de fanatismo no me hacen suprimir a Bentham. Yo he ordenado la redacción de un tratado de legislación acomodado a nuestros colegios y según nuestra creencia, nuestros usos, costumbres y leyes, estará para enero y desde entonces se leerá por él. Pero al congreso voy a pedirle encarecidamente la supresión de este convento de candelarios lleno de frailes godos, ignorantes, bolivarianos e insolentes. No puede haber república con semejante canalla. Que haya conventos de frailes honrados, obedientes al gobierno, observantes de sus institutos, útiles a la sociedad; eso si me cuadra y los sostendré. En consecuencia, que tenga mucha paciencia en su cátedra de legislación[garc2] , y amén, dije que las facciones se han levantado en este país en nombre de la religión[garc3] ; por la religión se derramó indignantemente la sangre de El Santuario[5], es decir, en nombre de ella y también en mi nombre trataron de renovar aquellos horrores Sardá, Serna y compañía.[6]
Por acá todo marcha tranquilamente. Estoy felizmente bueno ahora y siempre muy a disposición de usted, con las veras de amigo invariable y apasionado compañero.
Francisco de P. Santander[7]
(Tomado de DE MIER, José María, Santander: escritos y ensayos, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1990, pp. 176 - 179)
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Citas:
[1] Al respecto ver la carta de Santander al coronel Tomás Herrera, fechada en Bogotá, el 27 de noviembre de 1835, tomo IX, páginas 288 a 289.
[2] Tratado de Juntas de Apulo de 28 de abril de 1831 que evitó la guerra civil en la Nueva Granada y condujo a que de nuevo imperara la constitución y el gobierno legítimo.
[3] Decreto que ratifica el poder ejecutivo del 10 de junio de 1832, invitando al general Santander a restituirse a su patria declarando insubsistentes las órdenes contra los perseguidos por sus servicios a la libertad, y rehabilitando la memoria del general Padilla, que fue ratificado por la Convención Granadina al dictar el de 9 de noviembre del mismo año
[4] Ver la carta que dirigió Santander a Joaquín Mosquera el día 10 de noviembre de 1835, publicada en el día 10 de noviembre de 1835, la cual aparece en Op. cit. 1, págs 319 - 322
[5] Conspiración de agosto de 1830 que derrocó al gobierno de Joaquín Mosquera
[6] Conspiración del 23 de Julio de 1833 contra el presidente Santander.
[7] Op. cit. 1, pág. 322 a 324
Citas:
[1] Al respecto ver la carta de Santander al coronel Tomás Herrera, fechada en Bogotá, el 27 de noviembre de 1835, tomo IX, páginas 288 a 289.
[2] Tratado de Juntas de Apulo de 28 de abril de 1831 que evitó la guerra civil en la Nueva Granada y condujo a que de nuevo imperara la constitución y el gobierno legítimo.
[3] Decreto que ratifica el poder ejecutivo del 10 de junio de 1832, invitando al general Santander a restituirse a su patria declarando insubsistentes las órdenes contra los perseguidos por sus servicios a la libertad, y rehabilitando la memoria del general Padilla, que fue ratificado por la Convención Granadina al dictar el de 9 de noviembre del mismo año
[4] Ver la carta que dirigió Santander a Joaquín Mosquera el día 10 de noviembre de 1835, publicada en el día 10 de noviembre de 1835, la cual aparece en Op. cit. 1, págs 319 - 322
[5] Conspiración de agosto de 1830 que derrocó al gobierno de Joaquín Mosquera
[6] Conspiración del 23 de Julio de 1833 contra el presidente Santander.
[7] Op. cit. 1, pág. 322 a 324
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Comentarios:
[garc1]Afirma que son los padres candelarios y los del Colegio de San Bartolomé los que se han opuesto a la reintroducción del tratado de Legislación. Santander reconoce que el texto tiene errores pero que tiene cosas muy buenas y por ende se va a “mantener en sus trece” y se va oponer a su prohibición. También dice que por este motivo cree lo mejor es que el convento de los candelarios tiene que ser suprimido – va a recomendarle al Congreso – por estar lleno de frailes godos, ignorantes, bolivarianos e insolentes. También habla de que se esta mandando hacer un Tratado de legislación que se adapte a nuestras costumbres el cual saldrá en enero de 1836 – parece que se le recomendó a Vicente Azuero pero nunca se llevó a cabo.
[garc2]Le dice a Joaquín Mosquera que tenga “paciencia en su cátedra de legislación”
[garc3]“dije que las facciones se han levantado en este país en nombre de la religión [garc3]”
[garc1]Afirma que son los padres candelarios y los del Colegio de San Bartolomé los que se han opuesto a la reintroducción del tratado de Legislación. Santander reconoce que el texto tiene errores pero que tiene cosas muy buenas y por ende se va a “mantener en sus trece” y se va oponer a su prohibición. También dice que por este motivo cree lo mejor es que el convento de los candelarios tiene que ser suprimido – va a recomendarle al Congreso – por estar lleno de frailes godos, ignorantes, bolivarianos e insolentes. También habla de que se esta mandando hacer un Tratado de legislación que se adapte a nuestras costumbres el cual saldrá en enero de 1836 – parece que se le recomendó a Vicente Azuero pero nunca se llevó a cabo.
[garc2]Le dice a Joaquín Mosquera que tenga “paciencia en su cátedra de legislación”
[garc3]“dije que las facciones se han levantado en este país en nombre de la religión [garc3]”
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